En marzo pasado, Google creó todo un revuelo cuando unificó sus políticas de privacidad. Básicamente, lo que se hizo fue que todos sus productos tuviesen una misma política, sin importar peculiaridades. Por un lado, se dijo que sería más práctico para los usuarios. Por el otro, se recibieron varias denuncias diciendo que con esta nueva política los de Mountain View podrían hacer lo que quisieran con nuestra información. Sospechas aparte, Google contaba con alrededor de 70 documentos legales con sus políticas de privacidad. Y la verdad es que ahora es menos engorroso leerlas.
En el documento de política de privacidad de Google, encontraremos cómo la compañía recolecta la información que le damos, y qué tipo de información elige. Además, nos dice cómo se usa –esperamos, con completa transparencia- y las formas en las que podemos modificar nuestras preferencias para, por ejemplo, evitar que Google tome determinados datos que no queremos darle. Esta última parte de la política de privacidad es muy importante, porque nos permite conocer nuestros derechos como usuarios. Muchos de nosotros apenas pasamos algunos segundos mirando la política de privacidad y muchas veces la obviamos por completo, tomándola como una mera formalidad. Y aunque no sea demasiado divertido leerla, tenemos que tomarnos un tiempo para comprender su importancia.
Información recolectada
Google toma determinada información que nosotros ingresamos cuando nos sumamos a uno de sus productos, por ejemplo. Esta información puede ser configurada de acuerdo con nuestras preferencias, así que es importante saber qué es exactamente lo que se lleva Google de una relación con nosotros. Parece que nada está sucediendo, pero justamente el negocio más grande de esta compañía es el de la información. Veamos.
Google Account: lo primero que toma Google de nosotros es la información que damos voluntariamente cuando nos apuntamos para una Google Account (que nos permite acceso a servicios como Drive, Mail, Calendar, y más). Esta información es esencialmente personal e incluye detalles como nombre, correo electrónico, número de teléfono y hasta una tarjeta de crédito. Por eso, es mejor dar nada más la información justa y necesaria.
Uso de servicios: del uso de los productos de Google, también se obtiene determinada información. Por ejemplo, desde qué dispositivo estamos accediendo, desde dónde lo hacemos, cookies, y más. Y aquí está el componente “vigilante” de la política de privacidad de Google: pueden acceder a detalles como cómo se usó el determinado servicio, tu IP, y hasta las búsquedas que hiciste en Google mientras estabas logueado.
La importancia está en saber reconocer la diferencia entre las dos formas que tiene Google de recolectar esta información. Por ejemplo, nosotros podemos decidir qué información compartimos voluntariamente con ellos, como por ejemplo, no darles nuestro número telefónico, pero no tenemos demasiada incidencia en la forma en que usan la información que toman de nuestras actividades.
Uso de la información
No vamos a mentir: nosotros somos la principal fuente de negocios de Google. La información que se procesa es usada para mejorar nuestra experiencia de usuario, y así vamos participando en una especie de espiral.
La información que es recolectada a través de cookies, por ejemplo, es supuestamente usada para mejorar la calidad de los servicios. Por ejemplo, si nosotros seteamos un determinado idioma en nuestras preferencias, se repetirá en el resto de los productos de Google.
De acuerdo con Google, los anuncios personalizados no se basan en cookies o en identificadores anónimos como religión o salud. Los anuncios son una de las fuentes de ingreso más grande que tiene Google, así que nunca está de más repasar cómo logran que nosotros veamos los anuncios en el momento exacto.
Irónicamente, las preferencias de anuncios (de las cuales hablaremos en un momento) trabajan insertando una cookie en nuestra computadora. Esta cookie registra los sitios que visitamos, y de esta información también sacará qué tipo de demográfica que somos. Lamentable, por ejemplo, si a una mujer le gustan los autos o un hombre es diseñador de indumentaria: si la demográfica de los sitios que visitan es mayoritariamente masculina, Google asumirá que la fanática de los coches es, al menos para sus Ads, un hombre.
Cómo podemos intervenir
¿No queremos que Google use nuestra información como producto? Tampoco es necesario pintarlos como una especie de Kraken malévolo que no nos permite editar nada. De hecho, podemos básicamente decidir qué es lo que Google puede hacer con partes de la información que saca de nuestra actividad.
Hay varias formas en las que podemos hacerlo. En primer lugar, obviamente, a través de la edición de la información que está disponible en nuestro perfil de Google Accounts. En los settings podemos ver con quién compartimos esta información (y editarlo), quitar información de determinados servicios. Lo más interesante de esto es que podemos eliminar algunos tipos de información que Google recolecta a través de nuestro Google Dashboard.
Si nos molestan demasiado los anuncios de Google también podemos elegir no verlos en absoluto. Para eso tendremos que ingresar a nuestras preferencias de anuncios, donde además podemos seleccionar cuáles son las categorías de anuncios que más nos interesan, así solamente vemos una parte limitada de todo lo que Google podría insertar en nuestras pantallas.
Así que como podemos ver, lo que es necesario es saber dónde y cómo podemos editar nuestras preferencias, para todo. El enlace a tener en cuenta en esta oportunidad es, como dijimos, tu Google Account: desde aquí se puede acceder a todas las preferencias de todas las cosas de las que estuvimos hablando.
via Bitelia http://bitelia.com/2012/06/en-que-consisten-las-politicas-de-privacidad-de-google
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